Si te despertas gris un
día
tené siempre en cuenta
que existen, en esas
situaciones extraordinarias
salidas de una
normalidad campante,
pequeñas esquinas
rituales sagrados
formas de prenderse.
Tené en cuenta que esto
viene
de muy adentro
del perro ladrando
y del otro lado del patio.
Que viene
de muy adentro
de la mano acalambrada
debajo de la cama
del cuerpo cansado y los
juegos con miedo
y de las termitas.
Solucionarlo con las
ciencias
cuando mucho, es dudoso,
no solo esto no
pertenece al campo
del saber
sino que viene de mucho
más atrás
de las razones
de porque buscar
respuestas
que es el campo más bien
del querer.
Así de un lado
se disponen las
herramientas,
las encuestas y los
prospectos y todas esas cosas
que resaltan los efectos
que causan
la sensación de
grisamiento.
Del otro lado,
y no del patio sino
del de adentro,
en ese momento
será de lapidaria
extrañeza,
se erguirán el
temperamento
de una fuente de plaza,
los pedazos de vidrio y
las calcos,
los botines de guerra de
Severino
y las cajitas apiladas
en una repisa.
Perfeccioná algunas
de las más rudimentarias
soluciones,
comprá tempera y
crayones.
o probá con tirar las
minas de los lápices
arriba de los peines
abrazate al nocturno
carbón,
dormí sobre la frutilla
y el sol
o frotá este
poema impreso en
papel crepé
desde la cara a la punta
de los pies.
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